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Aceite de la lámpara del Santo Sepulcro

 

Si alguien, en el siglo XIII, hubiese querido viajar de Venecia a Pekín, difícilmente hubiese elegido Acre como puerta de entrada a Asia; y no porque no fuera una escala relevante en términos comerciales o resultara un lugar inaccesible o peligroso o fuera del circuito. Acre era sin dudas un puerto muy activo, capital del Reino Latino, bastión cristiano, puerta de acceso a Jerusalem, Palestina, Siria y Arabia. Se estima que tenía 40 mil habitantes que es prácticamente la misma cantidad con que cuenta hoy, 750 años después.Sin embargo, la ruta que hacían las caravanas que salían con destino al extremo Oriente, no lo hacían de Acre sino de los puertos de la actual Turquía: Ayas, Constantinopla, Trebisonda, Soldaia. La elección de los Polos de iniciar su itinerario por Acre respondía a otras motivaciones. En su viaje anterior a la corte tártara, Kublai Khan les dio a los hermanos Niccolo y Maffeo una serie de encargos o pedidos: uno había sido solicitar al Papa "que procurara enviarle hasta cien hombres doctos en la fe Cristiana y que dominaran las siete artes, además de saber enfrentarse abiertamente a los idlólatras y a las otras creencias de la gente, a fuerza de razones y hacerles entender que la ley de Cristo es la mejor". Otro fue que le llevaran un poco de aceite de la lámpara del Santo Sepulcro, y aquí encontramos la razón de la elección de los Polo: hacer una escala en Acre para llegar al Santo Sepulcro en Jerusalem.

¿Por qué razón el rey más poderoso de la tierra, Kublai Khan, podía pedir aceite de la lámpara del Santo Sepulcro? Marco no nos dice nada al respecto y tal vez sea porque a él la respuesta le parece obvia.

Los oleos santos eran aceites bendecidos que se usaban para consagrar reyes y altos magistrados de la Iglesia.  En la edad Media, además, se impuso la costumbre de hacer traer el aceite bendecido que ardía en las lámparas de los lugares santos a modo de reliquia u objeto de devoción.  Hay más de una historia que refleja esta práctica: el Papa daba a algún mandatario amigo aceite de las lámparas de la tumba de algún mártir o santo, como un regalo de altísimo valor.  Generalmente estos oleos eran capaces de milagros.

Apunto, por otro lado, dos historias que tal vez puedan interesar.  

Leo que el aceite de las lámparas del Santo Sepulcro tradicionalmente estaba dotada de la capacidad de arder día y noche, hasta el fin de los tiempos, sin consumirse jamás.  

Otra, es la del Fuego Santo, una ceremonia de la iglesia Ortodoxa que se repite año a año desde hace más de diez siglos en la capilla del Santo Sepulcro.  Todas las Pascuas, el Patriarca de la iglesia entra y es testigo de un milagro tradicional: surge del altar una llama que enciende sus velas y las lámparas de aceite del recinto.  Es un milagro que celebra la resurrección.

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